De niño siempre me gustó trepar a los árboles, pero como vivía en medio del asfalto, la única altura que me quedaba era el balcón del tercer piso de mi casa. Desde allí, cuando niño lancé varias cosas, desde un martillo, hasta .. bueno no recuerdo, era muy chico.
Revisando esta foto me doy cuenta que mi frustración por trepar a los árboles hubiera seguido sí todos son como este.
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Las espinas intimidan a cualquiera. |
Si jajaja, a muchos se les quitarían las ganas de subir.
ResponderEliminarBesos.