Amalia y su esposo son los protagonistas reales de la historia. Ella murió al dar a luz a su primer hijo que también falleció en ese instante. Ambos fueron sepultados en el Cementerio de Colón en La Habana. Su viudo la visitó día tras día, hasta que le tocó morir 40 años después.
A partir de ese momento es que empieza la leyenda y puede consultarla en este bello discurso de María Antonia Ruiz, historiadora y misionera de la Milagrosa.
Su tumba es la única en todo el Cementerio que siempre está llena de flores |
La leyenda indica que al abandonar la tumba se debe hacer siempre de frente a ella, nunca dar la espalda |
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