Caminaba por una de las calles de La Habana Vieja, en Cuba cuando por alguna razón levanté mi vista y vi en lo alto del balcón a un desafiante girasol.
Desafiaba a las demás plantas y con sobrada osadía se inclinaba peligrosamente por encima del balcón, invitando a los transeúntes a su contemplación.
Lo que el girasol no comprende es que las plantas que comparten el jardín, nacen, se reproducen y cuando mueren abonan a las demás, mientras que su osamenta de plástico solo sirve para agregarse a los desperdicios que terminan en la basura.
Es probable que en un futuro cercano el balcón reciba su mantenimiento, en beneficio del jardín |
Observando en detalle la imagen, no entiendo cuál es la función del cascarón de huevo |
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