3 de mayo de 2011

Se me olvidó el vino

Ella caminaba por la peatonal que tiene como nombre Obispo. Su rostro reflejaba alegría, no creo que por descubrir quién es el obispo que bendice dicha calle, sino porque estaba imaginando la cena que compartiría con su amado.

Compró algunas verduras y unos tomates de un rojo maduro que me hicieron pensar que la cena serían unos ricos espaguetis.

Sus chinelas playeras le permitían caminar con rapidez y comodidad, el sombrero la cubría del sol acentuando su rostro. Venía hacía mi y pensé que me había descubierto en mi indiscreta manía de fotografiar a los caminantes de aquella calle.

Sin embargo a pocos metros de mi lugar, se detuvo y llamó a su amado.


Después de una carcajada, solo escuché algo así como vino por lo que imaginé la historia que acabo de contarles,y supuse que faltaba el vino para los rojos espaguetis.

Por cierto, aun existen los
teléfonos públicos y de monedas 

1 comentario:

  1. Tatiana Ayma Ramirez:
    Los teléfonos nos sirve para horrarnos el tiempo cundo nos olvidamos de algún objeto podemos llamar para que nos traigan.

    ResponderEliminar